¡UN DESASTRE PARA LA CIENCIA! 😥
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► Hace pocos días nos enteramos de una trágica notícia.
El Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, se destruyó a causa de un incendio. El fuego, descontrolado, quemó una parte importante de la historia de Brasil y del mundo. Una auténtica desgracia. Más de 20 millones de piezas recopiladas a lo largo de 200 años de existencia. Poco se salvó, aunque algunos científicos se arriesgaron al rescatar microscopios y parte de las colecciones cuando el incendio empeoró.
El Museo Nacional de Brasil enterraba siglos de trabajo entre cenizas. Era una de las joyas de la ciencia y la cultura brasileña. El quinto museo del mundo y la quinta institución de investigaciones de Latinoamérica por tamaño de la colección.
Una pérdida irreparable. Un museo visitado por Albert Einstein y por la científica francesa Marie Curie en los años veinte del siglo pasado, fascinados por los más de veinte millones de objetos que ralataban nuestro historia. Desde fósiles de dinosaurios hasta piezas poco comunes que datan de hace varios milenios.
Una extensa colección de piezas brasileñas, pero también artículos provenientes de todo el planeta.
Y esta desgraciada noticia actual me viene de perlas para hablaros de la Biblioteca de Alejandría. Una auténtica joya de la antigüedad con un final similar al Museo Nacional de Brasil.
Pues bien… la Biblioteca de Alejandría fue un faro en nuestro viaje a las estrellas. Y esto no es retórica. El camino al espacio en cierto modo comenzó allí.
Y es que esta Biblioteca fue el primer centro de investigación de la historia de la civilización. Allí se estudiaba de todo. Fue el hogar de muchas de las mentes más brillantes de su época.
Hiparco, un astrónomo sorprendente, Euclídes, el padre de la geometría. Dionisio de Tracia, en cierto modo padre de la gramática (al menos del griego y el latín) o Herófilo, el primer anatomista.
Este último, Herófilo, identificó el cerebro, en lugar del corazón, como la fuente de la inteligencia.
También fue el hogar de Arquímedes, el mayor genio de la mecánica hasta la llegada de Leonardo Da Vinci. Aquí os dejo un vídeo muy interesante sobre él.
Otro personaje fue Ptolomeo, aunque, bueno su historia es diferente, e ilustrativa. Pensad que gran parte del trabajo de Ptolomeo es la base de la astrología moderna. Su visión geocéntrica perduró en la ciencia durante 1.500 años.
Y es que, incluso las mentes más brillantes de nuestra especie no están exentas de equivocarse de manera gravísima.
Pues bien, tras Alejandro Magno, la dinastía Ptolemaica, los reyes Ptolomeos, se hicieron cargo del gobierno de Alejandría.
Para aquellos reyes, los avances en ciencia, literatura, medicina y otros campos, eran parte de los tesoros del Imperio. Quizá por eso no resulte demasiado sorprendente descubrir que, durante siglos, apoyaron las investigaciones que tenían lugar allí.
La Biblioteca de Alejandría era un lugar realmente fascinante. Contaba con laboratorios… y hasta un observatorio astronómico. Pero el mayor tesoro de la Biblioteca no fue ser el hogar de aquellas grandes mentes. Si no su colección de libros. Una inmensa colección.
Y es que los bibliotecarios compraban libros, y bibliotecas, de todos los rincones del mundo, en diferentes lenguas.
Pensad que en la misma Alejandría, todo barco que llegaba allí era revisado por la policía.
Y no buscaban contrabando. No no… Buscaban libros. Y aquellos pergaminos eran tomados en préstamo. En la Biblioteca, se copiaban y, después, se devolvían a sus dueños. Brutal!
En su momento más álgido, la Biblioteca llegó a contar con un millón de libros.
Todos ellos, transcritos a mano en papiros egipcios.
Pero, ¿qué pasó con todo aquel conocimiento? ¿dónde fue a parar?
Pues resulta que su vieja civilización se desintegró. Y con ella, se perdió todo… Un enorme desastre que nos hizo perder siglos y siglos de avances científicos.
Y es que la Biblioteca de Alejandría fue destruida, y hasta nuestros días ha llegado apenas una mínima parte de lo que allí se conservaba. Del resto, sólo podemos imaginar lo que había.
(…)
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Muchísimas gracias.
:DDD